.

.
NAVEGAR SOBRE LAS MANOS

martes, 21 de enero de 2014

Hace mucho que la poesía se me escapa de los dedos,
de esta máquina negra y abatida que sólo recibe
poesía hecha de mentiras, o de verdades irrecordables,
como tu voz cuando amanecías entre
esas sábanas donde tantas veces derramamos miedos,
y flores secas y caramelos,
y cartas de hace tiempo, dónde te decía que pronto,
que algún día.

ahora vos derramás la felicidad, pero de mala manera,
la malgastás porque sos un chiquilín,
de tus ojos ahora sale una especie de líquido negro,
como lágrimas enojadas o tristes,
o las dos cosas, quizás derramás poesía sin saberlo
pero yo lo escribo, y no tiene mucho sentido.

vos seguís hablando de muerte,
vos te seguís yendo lejos y casi
que no llego a alcanzarte, aunque eso
pasa desde hace tiempo, que vos pasás una línea
y pretendés que vaya detrás, que corra y llegue y muera como vos.

pero no quiero,
pero por qué no me dejas acá con estos libros,
viejos, de escritores viejos, de poesía vieja
y desteñida, pero vos no entendés nada de literatura.

y dijiste que a mi me encanta hablar de amor y
de dolor, que miento, que en mis ojos algunas noches
viste un monstruo, uno que vos creaste
pero hace tanto mi amor,
pero hace tanto que ese monstruo está,
aunque tampoco tiene mucho sentido.

ahora estás un poco anestesiado,
yo un poco adolorida, llena de odio y rencor,
porque por vos no escribí mas, porque la literatura es para los desgraciados,
pero ya ves donde estoy, a donde he vuelto, a donde vuelvo siempre,
a estas palabras, huecas, rotas, llenas de ratas y líquido negro.

pero vos no entendés de literatura.