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NAVEGAR SOBRE LAS MANOS

jueves, 13 de noviembre de 2014

     todos los hombres que me quisieron,
ya están muertos y 
me acarician desde 
el pasado
que es olvido y
 es fuego . 



te acuerdas tal vez
aquella noche bajo la incesante lluvia
cuando tus ojos revelaban
callados y absortos,
el nombre de todas las personas
que alguna vez te hicieron daño
y a través de las gotas
yo acariciaba el rostro herido
                                                  de todas ellas

te acuerdas tal vez
aquella mañana en el Jardín de los poetas
cuando de tu silenciosa boca
brotaba el llanto de la temible espera
que tanto nos había hecho gritar
                                                hace un tiempo atrás

te acuerdas tal vez
                    tal vez te acuerdas
cuando aquellos ángeles dormidos
llegaron con hachas para cavar
nuestra propia tumba
                                              sin preguntarnos

te acuerdas tal vez te acuerdas
la noche de junio
cuando amanecía miedoso un Madrid sin luz
porque decías con los ojos cerrados,
y el alma abierta
que te ibas
que ya nunca más
que a partir de ahora habríamos de juntar
otras historias llenas de vacío
porque es el único vacío que llena
                                                     la vida

te acuerdas tal vez te acuerdas
los nombres escritos con la punta de una llave
en un árbol irrecordable de una ciudad que empezaba
a aprender a respirar, una noche
en la que desapareció todo lo que nos pertenecía
porque ya no encontrábamos más ventanas
para ver resignados todo lo que se iba volando
una noche en la que el viento nos dejó sin ropa
                                           
                                                             y sin manos.

te acuerdas
cuando únicamente te gustaba fotografiar incendios
de otros tiempos,
haciendo del presente un confuso pasado que sería futuro
porque rápidamente en unos años
nosotros dos
seríamos nada más que
                                            ceniza.

te acuerdas cuando lamías heridas cicatrizadas
que en otro tiempo eran hemorragias
y eso era como revivir un dolor
que queda bajo la piel  -decías-
Y yo gritaba exasperadamente,
gritaba  tanto que las cortinas volaban y cortaban
tus palabras
                                            y tu frialdad

te acuerdas cuando fuimos a una
montaña una lejana montaña
una montaña fría y oscura
que lloraba más que nosotros
porque tenía escaleras infinitas y nadie
subía y nadie sabía y nadie quería
y nosotros en cambio con los ojos le explicábamos
que nuestras escaleras ya se quebraron
                                           
                                                      hace un tiempo

te acuerdas tal vez de vez en cuando
te acuerdas
el café con leche de las tardes
el amor de las noches
los abrazos dormidos
de las mañanas
tus 20 años
una noche que llegué a tu casa empapada
un minuto más tarde de las 12 en un taxi que volaba
como un ángel apurado,
y te hice el amor sin importar
sin saber siquiera
                                              que hoy sólo escribiría todo eso
para salvarlo del imponente
                             
                                            olvido.


                                                                  ......

sábado, 8 de noviembre de 2014

Pensaba mucho en vos en esos tiempos, Lílien, vos me creés si te digo que algunas noches no podía dormir pensando en lo que vos estarías haciendo, tal vez cocinando con el delantal que tiene manzanas y peras, el cual odiás pero nunca te comprás otro, o quizá leyendo alguna novela de las tuyas, esas cuya naturaleza es puramente melodramática, esas con las que te rompés de vez en cuando, fingiendo que no, que todo está bien, erróneamente convenciéndote de que la literatura es ficción y que está irremediablemente lejos de vos, es decir, creyendo que vos la leés como desde un escalón que está más arriba, como observando una hormiga desde lo alto, cuando realmente sabés que la hormiga sos vos y que la literatura te empieza a pisar de a poquito, lenta y dulcemente sin terminar de matarte nunca.
es verdad que es tarde
es verdad que lloras
a las 8:00am. en una ciudad
que te llora hace tanto
es verdad que perdiste la noción 
de cuánto dura la memoria 
cuando por dentro 
todo se convierte en madera, 
en hastío, 
cierto es
que la repugnancia de la frivolidad
de las tardes
convertidas en largos inviernos
te hace vomitar
algún recuerdo
remoto siempre
cuando todo lo que había
alrededor, y a dentro
era acogedor
desahogado

es verdad que limpiaste el cuchillo
a media tarde
con el que pretendías cortar
la palabra amor
ese frágil amor
que ayer mismo te miró en los ojos
clavando su miedo en tu pupila
queriéndote preguntar tantas inquietudes
pero callándose
gritando callándose
como quien no sabe
como quien perdió las palabras
en un cuaderno extraviado
porque estaba adentro de una habitación
de una casa 
de un país
también perdidos

convertiste las leves mentiras
en razones malévolas para lanzar 
patadas al centro de mi cráneo
digo
no quiero ir más al juzgado
no quiero más verte 
así
ahí

pienso
no quiero ir más al cine
no quiero más verte
irrealmente verte
así
ahí
pero yo tan sola
siempre
y hay mucho alrededor y adentro
pero
tan sola siempre




no puedo
ni siquiera
decir
lo que pretendo
lo que procuro 
lo que tengo
lo que quiero
 lo que intento
lo que ansío
lo que busco
lo que solicito
lo que cometo
lo que reclamo
lo que sostengo
lo que considero

pero hay pájaros
sobre mi ventana
y me obligan
y no sé
y lo escribo

lunes, 3 de noviembre de 2014

-con una mirada quebrada
abandoné ese lugar
tan miserable y trágico para mi-
imposible sostenerme
inútil pensar que con sacudirse basta
inútil pensar que el polvo 
es el significado del dolor hecho herida
del amor hecho herida desde el dolor
es la nada


pero
pero aún asi
inventame cada día
aunque estaré tan lejos 
tan lejos de vos
y mucho más lejos de mi
y me irás reinventando en un pensamiento
tan onírico y efímero
pero no dejes que sea obsoleta
sosteneme desde lejos
sosteneme viva
llename de aire los pulmones
reinventá el amor

reinventá mis caprichos y mis enojos
pero mucho más mis caricias
que volaban dulcemente 
como las cortinas los domingos
y las canciones irrecordables ya,
que a gritos nacían de una habitación
apenas iluminada porque esa ventana
de madera era nítida
y calentaba la habitación de una forma 
insoportablemente hermosa.

inventame los vestidos que 
realmente no tengo
inventá otros
inventame otro pelo,
no ese que era tan inasequible
para otros
inventame otra luz en la risa
una que sea capaz de desarmarte
cuando la pienses
una luz que te despoja y te desposea
de la risa de antes,
que ya no es viable 
porque hace rato se agotó
¿verdad que todo termina por
abolirse al final?

inventame otros gemidos
cuando llegue al edén
al paraíso perdido
incluso,
inventá otro paraíso
porque el que era de repente
es sórdido y lúgubre y lóbrego

inventame otros labios
que en nada se parezcan a éstos
que están ineludiblemente sellados 
y marchitos
inventame otros que puedan comerse
tus inseguridades tus inconstancias
tus indecisiones desequilibradas

inventame 
reinventame dulcemente
como la delicadeza de
Buonarroti 
pintando el inevitable
Juicio Final

inventame otras manos
que sean capaz de hilar
la irrisoria distancia que nos separará
y que ahora no
que ya nunca más
que ya no más
que ya nunca más
nos podrá aproximar

ya no
dejo abandono desisto
descuido cedo
sucumbo sin contemplación
inventame
porque ya nunca más
volveré a ser
la que fui
la que vos me hiciste ser
la que nunca más
podría volver a ser