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domingo, 15 de enero de 2012
Y vos leías, vos leías todo el tiempo y escribias todos los minutos, todas las horas. Apenas comías y yo te traía cafe- en un rato - decias. Y asi te pasabas los días, escribiendo sobre todo esas historias apenas inventadas cualquier día de lluvia y olor a mate, y yo a veces te miraba fascinada desde un sofá que estaba al lado de una ventana que estaba al lado de una pared que estaba al lado de una calle por la que apenas pasaba gente a esas horas- es tan frío todo por aqui y a la gente no le gusta temblar ni los gorros - y seguías escribiendo y sonaban las teclas como una melodía y después venías con esa carita que ponen los niños cuando quieren el dulce del mueble de arriba, y tu mano estaba caliente y un día se volcó el café sin querer en tu libros de Paul Géraldy y te irritaste y ese día fue cuando me confesaste - al fin - que nunca terminabas tus historias porque no sabías que fin ponerles - porque es tan triste que las cosas terminen - decías.
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Ay, te llenaba de besos
ResponderEliminarSi... es triste que las cosas terminen, pero es ley de vida.
ResponderEliminarMe encanta que en la historia salga un escritor!
http://www.youtube.com/watch?v=JJpKf327-ws
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