.

.
NAVEGAR SOBRE LAS MANOS

domingo, 14 de agosto de 2011

aquel invierno nos llenamos de luz, volabas entre tus cafés de medianoche con guitarras y olvidos, llenamos el Retiro de magia, como esa noche que pense que nos querían robar y te reías de mi y de mi desesperación, y yo me aferraba a tus manos frías y a tu pelo indiscutiblemente raro y al final esos momentos terminaban siempre en abrazos, porque nosotros si teníamos ese don, y los abrazos se convirtieron en una forma de sobrevivir a cualquier noche amarga, o a esos días marrones. Quizás en algún momento sonó The Posies o Brendan Benson, y fumabas para consumir el tiempo con el humo del cigarro y yo lloraba por la belleza de todo eso y tus manos en mi pelo peinando y despeinando al mismo tiempo que el viento hacía volar la fragilidad muy lejos de aquí .

1 comentario:

  1. Definitivamente la fragilidad volaba lejos, porque un abrazo siempre nos hace más fuertes.

    ResponderEliminar