A veces sucede
que escribir un poema es lo mismo que sostener tu mano en el aire o llorar pensando en los miedos que no existen, algo así como mirarte desde el mar mientras duermes o haberte escuchado cantar algo que no conozco en algún día que ya no recordamos. Escribir un poema es agarrar tu mano y cerrar los ojos porque un torbellino entra en mi casa, poniendo mi cabeza en otros ojos, mirándote de lejos como te vas aunque estás la lado, vaya si lo estás, me besas la frente mientras en algún lado la devastación estalla, escribir un poema casi siempre es romperse estando entero y observar los lunares de tu espalda entendiendo todas las respuestas de aquellas preguntas que nunca hice. Escribir un poema casi nunca es la verdad porque casi nunca es lo real, y sin embargo no hay más verdad que traspasar ese muro inabordable que es ese pavor en la piel, en los ojos que cierro para no pensar más en todo eso que puede explotar dejándome entera, desgarrada sobre un suelo que se disuelve de a poco volviéndose humo o polvo.
No obstante, eso es mentira, no puede ser verdad la explosión que no se crea, no puede ser verdad verte caminar de lejos hacia un lugar insondable, cuando estás aquí, tan cerca y tan adentro de un universo que perpetuamos hace tanto, y que crece y crece dividiendo lo tremendamente real de lo terriblemente imaginario.
Bello como siempre, Rayuela. Es muy grato leerte de nuevo, después de tantos días, meses...escribe con más frecuencia, tienes un talento particular.
ResponderEliminarSaludos y abrazos,
Nahuel.
Pasa el tiempo y quedan las letras, seguís escribiendo lindo.
ResponderEliminarModerato cantabile.
ResponderEliminarHola rayuela. Vi que publicaste algo y luego lo quitaste. Justo te iba a comentar. No lo hice hace unos días cuando lo leí. Me alegra saber que estás viva. Ojalá retomaras el blog. Sólo enviarte un gran saludo. Y decirte que de vez en año revisito algún escrito tuyo que tanta magia me dejan en el aire. Chao y salud.
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