Entonces puede que me suba al ascensor, te recuerde leyendo cosas horribles de un libro horrible de hace tiempo, y sonrías.
Puede que salga a la calle y recuerde tu forma de llorar.
Puede que pase por un supermercado(librería o farmacia) y recuerde, siga recordando cosas irrecordables, como cuando jugábamos a ser desconocidos en el metro, discutir de mentira, hacer drama delante de todos y después volver a casa y disimular que no había pasado nada, que ya no éramos otros, que ya no apagábamos las luces para dejar de ver tanto miedo confuso en las paredes(y en los huesos, y en tu pelo, y en tus ojos que dejaron de mirar hace tanto, y lo sabes, y lo escribo porque lo sabes, y lo escribo porque no quiero saberlo.)
Puede que llegue a la siguiente calle, recordarte cuando llego a la puerta de un antiguo teatro que cerró hace tiempo, pero que aún conserva carteles de una obra que en otro tiempo empezaba a las 20.00 de la tarde, aún hay carteles, y quién se para a verlos si están llenos de polvo, por eso es fácil recordarte, por eso ando como un fantasma por esta ciudad, por eso es fácil dejar la casa y salir, ver el destrozo y la desolación adentro de un vagón de metro donde nadie mira y en realidad nadie quiere mirar de la misma manera que yo escribo sin querer escribir, sin querer que leas, sin querer que te vayas de la misma manera que un día tampoco quise que vinieras, pero cómo me podías entender si vos pensabas que cada paso que dábamos era un salto, pero cómo dar saltos sin saber saltar.
Y así irremediablemente se llega al hundimiento y se abre un cuaderno para dibujarte con palabras, para escupirte con recuerdos y quererte desde la más terrible vulnerabilidad, pero cómo podría explicarte si ahora mismo debes estar siendo todo eso que jamás fuiste, pobre de vos lindo, loco lindo que ibas y venias sin poder gritar bajo tres kilos de cemento en la nuca. Pero quizás todavía vas dando saltos por ahi, y yo todavía te escribo en pleno desplome, en pleno desmoronamiento, un cataclismo que te recuerda cruzando un puente, una calle, cruzando cualquier muro infranqueable hasta llegar a mi.
Siempre me emociona cruzar esta puerta. No imaginas cuánto.
ResponderEliminarNostalgia y melancolía, dos sentimientos de los cuales no me puedo librar.
ResponderEliminar