Hablaste de soledad
después de haberte suicidado
enfrente de una ventana
que tenía forma de hoja
(o tal vez una máquina de escribir)
Limpiaste las telarañas
que estaban sobre el pelo
de todos los hombres a
los que tal vez,
tal vez alguna vez quise
Empezaste vomitando
el desayuno y las flores
y las noches cuando aún
dormiamos en camas diferentes
Entendías que mi infierno
empezó a los 12 años
que a veces el pasado
estaba, no,
no, no entendías tal vez.
Yo escribí lloré
sobreviví
a tu miedo a enjevecer y
querer morir joven
cuando vivir parece un
cigarro, cuando
parece humo, cuando
deja de parecer todo eso
y sólo te queda muerte
en las paredes de la habitación
y dolor en las manos
y distancia en el alma
y amor en una carta
que llegó del otro lado del mundo.
Explícame cómo es posible hablar de cosas tan tristes de un modo tan bello.
ResponderEliminarHazlo, por favor.
Siempre me gusta lo que escribes.
ResponderEliminarEsta vez tanto, que he sentido la necesidad de dejar un comentario.
me recordó a una carta de Cortázar a Pizarnik
ResponderEliminarMe abres ventanas a diferentes etapas...
ResponderEliminarBesos
esa poesia tan cotidiana tuya, tan cargada de días, tan bella
ResponderEliminarun saludo, nahuel.
Jodidamente perfecto.
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