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NAVEGAR SOBRE LAS MANOS

miércoles, 30 de mayo de 2012

De cualquiera manera había que abrazarse a la esperanza, aunque eso casi nunca signifique nada, pero a veces por las noches era fácil dormir pensando que quizás, que algún día en algún lugar. Y yo no te decía eso, yo no podía decirte eso si ahora ya no habrían mas encuentros(yo era muy ilusa, y lo sabías y te callabas casi siempre.). Aunque después del horror a veces miraba en tus ojos alguna respuesta lo bastante convincente para asegurarme que también pensabas, que quizás, que algún día en algún lugar. Y así te ibas perdiendo de a poquito en esas calles en las que casi siempre te terminabas perdiendo, mientras yo me iba en la otra dirección, siempre la otra dirección, en cualquier calle llena de olvido efímero, caminando sobre calles rotas en las que llorar a veces parece lo más apropiado.

10 comentarios:

  1. Tan bello...
    Pero a veces cuando una no esta preparada para llorar, llorar duele.
    Aunque empieza a ser una costumbre.

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  2. Aun conscientes de la ilusión, nos cuesta cerrar el telón. Me gusta cómo se deslizan tus palabras. Un saludo

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  3. abrazarse a la esperanza siempre termina lastimando, y es peor aun cuando te aferra, pero que mas da si pensamos en el quizas.

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  4. Al leerlo me veía a mí misma mirando hacia calles vacías. Qué cruel es la esperanza a veces.

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  5. No es posible ser más adorable entre líneas, querida amiga.

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  6. En esas calles que miramos siempre recordamos los ecos de las pisadas de quien amamos... estoy totalmente de acuerdo con Uve eme que cruel es aveces la esperanza...

    Besos :)

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  7. a veces las ilusiones solo nos impiden seguir adelante. en ocasiones es mejor "matarlas" y seguir calles opuestas

    saludos

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  8. siempre sobran las palabras aquí, pero es bueno dejar la huella.

    Saludos, Nahuel.

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  9. el final me encanto. Contundente

    escribis muy bien

    besos

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  10. Y a veces a la esperanza hay que agarrarla tan fuerte que uno se la termina clavando sin querer. Yo también conocí a alguien que se perdió por los entresijos grises de la ciudad. Cogió un avión y nunca más regresó.

    Un beso, bonita.

    P.D: Este sitio cada día cobra más encanto.

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