la poesía,
mi poesía,
una casa abandonada,
en donde no le abro las puertas a nadie,
mis poemas,
mis hambrientos poemas,
añorando palabras que no saben escribirse,
pero que corren detrás del sentido
para que alguien las abrace,
mis finales,
terribles finales,
que se escriben y se suceden
solos mientras yo
miro
y corro para que no me alcancen.
Bonita.
ResponderEliminarQue el viento abra, aunque no la puerta de tu poesía, si tus ventanas.
ResponderEliminarSeguiremos corriendo.